Dentro de los autores más célebres del siglo XIX, Edgar Allan Poe ocupa un lugar de privilegio. Doliente de una vida tan breve y desafortunada como sus obras, este escritor estadounidense no sólo creó algunos de los más recordados cuentos clásicos de terror, sino que incluso dio origen a nuevos géneros, como la narrativa detectivesca y la ciencia ficción.
La oscuridad en las obras de Poe reflejan en gran parte los tormentos de su propia vida. Nacido en 1809, fue abandonado por su padre y quedó huérfano de madre a temprana edad, siendo criado por una familia adinerada pero estricta, con la que tenía permanentes desavenencias
No pudo completar su educación universitaria ni seguir una carrera militar, en parte debido a las fuertes deudas en que lo sumieron su adicción a las apuestas y el alcohol.
En 1835, con 26 años de edad, se casó con su prima Virginia de sólo 13 años. La pareja tuvo que soportar la incertidumbre financiera debido a la incipiente carrera literaria de Poe, hasta que una década más tarde, el escritor finalmente encontró la fama gracias a su poema “El cuervo”.
Poco duraría su felicidad: dos años más tarde, Virginia murió como consecuencia de la tuberculosis, sumiendo al artista en una existencia aún más desenfrenada, que sólo concluyó con su propia muerte en 1849, inmerso en la pobreza a la edad de 40 años.
Durante la década trabajó como redactor para varias revistas en Filadelfia y Nueva York. Escribió 'El cuervo' (1845), 'Las campanas' (1849), 'El durmiente' (1831), 'Lenore' (1831) y 'Annabel Lee' (1849). Como redactor su labor consistió en reseñar libros, escribiendo un significativo número de críticas. Uno de sus relatos más famosos es 'El escarabajo de oro' (1843).
Su adicción al alcohol y su consumo de drogas, provocaron su
temprana muerte en Baltimore, el 7 de octubre de 1849. Las últimas palabras de
Allan Poe fueron "que dios ayude a mi pobre alma".
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